La novela del expresidente de Panamá Ricardo Martinelli y su perro Bruno, toma una pausa narrativa, impasse que puede extenderse por largo tiempo, debido a un contexto en el cual colisionan el interés del actual mandatario José Raúl Mulino de sacar del escenario político a su polémico mentor, y las intenciones de la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo de aprovecharse diplomáticamente de la situación.
Luego de conocer el rechazo de Managua a la llegada de Martinelli, asilado en la embajada de Nicaragua desde febrero de 2024, el presidente Mulino buscó matizar la respuesta del régimen sandinista, asegurando que el conflicto por la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) no fue un factor determinante en la misma.
El abogado y analista panameño Rodrigo Noriega explicó que existe una claridad en la clase política de Panamá de que la ruptura de las negociaciones para llevar a Martinelli a Managua se dio por la molestia de Rosario Murillo ante la postura tomada con la elección del Secretario General del SICA.
“El escenario político panameño está convulso y necesita una solución en este tema, dado que el expresidente Martinelli todavía conserva mucho poder e influencia que impacta la gestión del presidente José Raúl Mulino. Se vislumbra que la controversia se intensifique en los próximos meses, dado el interés del exmandatario de salir de su asilo”, vaticinó.
Martinelli apuesta por la carta de la conspiración
Luego de un segundo salvoconducto emitido a favor de Martinelli expirará la medianoche del 3 de abril sin una respuesta de Managua, el exmandatario, en un video publicado en sus redes sociales, dio una curiosa versión de lo ocurrido, dando a entender que el mismo Gobierno panameño conspiraba para matarlo.
“Era una vil trampa la que me estaban tratando de hacer. Por un lado me estaban dando supuesta salida y, por otro, me querían joder inventándome una serie de cosas. Con esta gente se puede confiar. Como no tienen palabra, tampoco son leales. Son gente que te la hace a la entrada o a la salida. Lo que me querían hacer era matarme”, dijo Martinelli.
“Con respecto a la supuesta conspiración (para asesinar a Martinelli), no hay ninguna evidencia de esta. El exmandatario suele alegar este tipo de situaciones periódicamente”, opinó Noriega.
No hay vías legales para el perdón presidencial
El analista afirmó que la leyes panameñas no contemplan la figura del perdón presidencial, por lo que Martinelli no tiene más opciones que lograr de nuevo que la dictadura orteguista lo quiera recibir en Nicaragua, o permanecer encerrado en la sede diplomática hasta que el régimen así lo quiera.
“El expresidente puede perfectamente abandonar la embajada y entregarse a la justicia panameña, de lo contrario puede permanecer asilado mientras Nicaragua así lo decida”, añadió.
Martinelli enfrenta una condena de 10 años de cárcel por lavado de dinero ratificada por la Corte Suprema de Justicia panameña, por lo que no tiene más alternativas legales que cumplir con la pena.
Un reporte de DIVERGENTES reveló que Martinelli lo que realmente quería era la absolución por esta condena, concretamente por desviar y blanquear dinero de contratistas de su Gobierno para comprar una editora de medios. Tuvo que conformarse con el salvoconducto, que aceptó a regañadientes, no sin antes convertir la decisión que le permitía su fuga en un capítulo más de una larga novela que “El Loco”, como se le conoce en Panamá, comparte a diario en sus redes sociales.
Pesó más el resentimiento de los Ortega-Murillo

Napoleón Campos, especialista en temas internacionales salvadoreño, señaló que Martinelli terminó atrapado en una telaraña tejida por Murillo en la que privó su ambición por colocar a sus candidatos al frente de la Secretaría General del SICA.
“Creo que en eso es imposible equivocarnos, Daniel Ortega y Rosario Murillo estaban tras la billetera del señor Martinelli, prácticamente en una compraventa del asilo político para él. Pero, todo indica que ha pesado más el resentimiento de Ortega y de Murillo por la decidida posición panameña en el ámbito del SICA”, opinó.
La dictadura insiste en proponer como candidatos para ocupar el cargo de Secretaría General a una terna encabezada por el excanciller Denis Moncada Colindres, la diputada orteguista Arling Patricia Alonso Gómez, y la titular del Ministerio de la Familia, Adolescencia y Niñez (Mifan), Johanna Vanessa Flores Jiménez.
El 18 de marzo de 2025, Guatemala, Costa Rica, Panamá y República Dominicana rechazaron por segunda vez en menos de cinco meses, la candidatura de Moncada Colindres y las otras dos operadoras de la dictadura, y solicitaron al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo presentar una nueva terna.
Nicaragua con el tiempo en contra
“Panamá, junto con República Dominicana, Costa Rica. Guatemala y Belice son las cinco democracias más sólidas en el sistema SICA. No han dado su brazo a torcer para violentar lo poquito que nos queda de los tratados y convenios de la integración centroamericana, para que alguien manipulado y sesgado por la tiranía Ortega-Murillo ocupe la Secretaría General del SICA”, agregó Campos.
Analistas políticos consultados por DIVERGENTES consideran que es un hecho que ninguna propuesta hecha desde Nicaragua será aceptada por la mayoría de los países agrupados en el SICA, principalmente porque no tiene sentido, ni lógica, debido a que luego del primer semestre de 2025, este país tiene que entregar la Secretaría General del organismo a Costa Rica, como parte de la rotación regional.
“El claro enfrentamiento comercial y bilateral por la insistencia de Donald Trump de violar hasta la Carta de las Naciones Unidas para retomar las riendas del Canal de Panamá, tiene en alerta al Gobierno panameño, que busca no agenciarse más conflictos con los Estados Unidos, y por ende se haya convertido en una misión de corto plazo deshacerse del caso Martinelli, haciendo todo lo necesario para resolverlo”, apuntó el especialista salvadoreño.
Pocas posibilidades de un nuevo salvoconducto
Campos estima que Martinelli no tendrá un nuevo chance de poder salir hacia Nicaragua y que su única manera de salir de la embajada pinolera es buscar una negociación con las autoridades panameñas para lograr las mejores condiciones posibles durante su encarcelamiento.
“Yo creo que el señor Martinelli se va a terminar entregando a las autoridades panameñas para cumplir su condena por corrupción y malversación de fondos que pesa sobre él. Posiblemente sus abogados traten de convenir las condiciones más favorables para esta entrega, porque curiosamente, y eso no es de extrañar, mantiene todavía en la opinión pública panameña un grado de aceptación, de simpatía a su causa”, advirtió.
Mientras se define su futuro, Martinelli sigue encerrado en la embajada de Nicaragua en Panamá junto a su fiel perro Bruno, nada más que ahora sin traje de gala, y en espera de lo que decida su otrora delfín político, el presidente Mulino, y la copresidenta Murillo, quien ha estado al frente de las negociaciones por Managua. “La otorgación de un tercer salvoconducto sólo pone en aprietos al Gobierno panameño y creo yo que tampoco le hace ya mucho sentido al señor Martinelli”, sentenció en ese sentido el analista salvadoreño.