Donald Trump sacudió el escenario económico internacional este martes dos de abril al anunciar una política arancelaria sin precedentes, bautizada como el “Día de la Liberación Económica”, y que redefine la historia de la economía mundial.
La medida impone aranceles generalizados a todas las importaciones hacia Estados Unidos, comenzando con una tarifa base del 10% que aumenta significativamente dependiendo del país de origen, en especial un castigo mayor para sus principales socios como la Unión Europea (20%) o China (34%).
Según el documento oficial publicado por la administración republicano y presentado con pompa por Trump en la Rosaleda de la Casa Blanca, Nicaragua enfrenta ahora un arancel del 18%, un aumento considerable frente al promedio base del 10%.
Esta cifra se calcula en base a la política de “tarifas recíprocas”, una estrategia que, según Trump, busca “equilibrar las injusticias comerciales” sufridas por Estados Unidos, sin que presentase ninguna prueba de su afirmación que desde meses atrás viene aupando. En el caso de Nicaragua, se alega que el país impone aranceles del 36% a productos estadounidenses, lo que justificaría la tasa impuesta.
En Centroamérica, otros países como Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras también fueron incluidos en la tabla de reciprocidad, con tarifas que oscilan entre el 10% y el 18%. Aunque estas cifras parecen menores frente a países como Vietnam (46%) o Camboya (49%), el impacto sobre las economías centroamericanas podría ser desproporcionado.
Nicaragua, en la mira

Para Nicaragua, cuya economía depende en gran medida de las exportaciones hacia Estados Unidos, especialmente de productos como café, azúcar, carne bovina y textiles, el nuevo arancel podría traducirse en un duro golpe al sector exportador. En 2023, más del 50% de las exportaciones nicaragüenses tuvieron como destino el mercado estadounidense. Ahora, con este nuevo esquema, los costos de ingreso al mercado se elevan sustancialmente, reduciendo la competitividad de los productos nacionales.
Empresarios y economistas nicaragüenses en el exilio han advertido que la medida podría provocar una caída significativa en el volumen de exportaciones, afectar el empleo en zonas francas y generar una presión adicional sobre una economía ya debilitada por la crisis política y la migración forzada.Costa Rica, por ejemplo, fue incluida con un arancel del 10%, pese a mantener relaciones comerciales estables con Estados Unidos. Guatemala y Honduras también aparecen con el 10%, aunque sin mayor detalle sobre el criterio utilizado para determinar sus tasas. El Salvador, por su parte, recibió el mismo porcentaje.