El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sacudió el tablero comercial global al anunciar la imposición de aranceles a las importaciones en todo el mundo. Nicaragua resultó especialmente afectada, al recibir un gravamen del 18% sobre sus exportaciones hacia ese país, el más alto en comparación con el resto de países de Centroamérica, que enfrentan un arancel del 10%.
Tras la presión internacional, el mandatario anunció una pausa de 90 días para la implementación de los llamados “aranceles recíprocos”, incluido el impuesto a los productos nicaragüenses, y fijó una tarifa provisional del 10% para el resto del mundo —con excepción de China— mientras se renegocian las condiciones.
¿Qué sabes de los aranceles?, ¿cuál es el impacto que puede tener en la competitividad regional? y ¿cuáles son las repercusiones para Nicaragua? Diver-Check te explica.
Los aranceles son impuestos a las importaciones que se pagan en la aduana de cada nación por los importadores. Es decir, es un impuesto que se aplica a un producto o a un bien importado cuando cruza la frontera a otro país.
Esto significa, por ejemplo, que si una empresa quiere importar sorgo hacia Estados Unidos por un valor de 300 dólares, el Gobierno estadounidense al imponer un arancel del 18%, esta tendrá que pagar 354 dólares, 24 dólares más de lo que cobraba Estados Unidos, cuando el arancel era del 10% para este producto.
Razones detrás de los aranceles diferenciados

La administración Trump justificó la imposición de aranceles más altos a ciertos países basándose en los déficits o superávits comerciales bilaterales. En el caso de Nicaragua, argumentó que el país mantenía un superávit significativo con Estados Unidos, exportando mucho más de lo que importaba, lo que, según Trump, reflejaba prácticas comerciales desleales y una relación asimétrica.
Sin embargo, más allá de los argumentos comerciales, la verdadera intención de Estados Unidos es reducir o eliminar su abultado déficit comercial global, que en 2024 alcanzó los 1.2 billones de dólares. Para ello, Trump declaró el déficit como una “emergencia nacional”, recurso que le permitió aprobar estos aranceles sin pasar por el Congreso.
A esto se sumaron factores políticos. Las tensiones diplomáticas entre Nicaragua y Estados Unidos, junto con las crecientes preocupaciones por el deterioro democrático y las violaciones a los derechos humanos por parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, también influyeron en la decisión de imponer medidas comerciales más duras.
El economista y exviceministro de Hacienda, Juan Sebastián Chamorro considera que sí existe un mensaje político detrás de esta medida. Destaca que el aumento de ocho puntos porcentuales en el arancel aplicado a Nicaragua es el llamado “efecto Ortega y Murillo”, y al ser una región homogénea y tener un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos no debería ser diferenciado.
Chamorro en una entrevista al medio Confidencial expresa que es un impacto relevante, dado que, el incremento fue dirigido específicamente contra el país y viene a generar implicaciones económicas directas, sobre todo al compararlo con el resto de los países centroamericanos, que solo recibieron un arancel del 10%.
¿Cómo funcionan los aranceles?
En la práctica, los aranceles funcionan de la siguiente manera: cuando un producto fabricado fuera de Estados Unidos —por ejemplo, café— es adquirido por una empresa para venderlo en territorio estadounidense, al llegar a la aduana se le aplica un arancel. En el caso de Nicaragua, este impuesto es del 18% , que se suma al costo total del producto importado. La empresa importadora debe asumir este monto adicional, aunque dispone de varias estrategias para manejar ese costo.
Una opción es que el importador absorba el costo completo del arancel. Sin embargo, esto reduce su margen de ganancia, lo que puede traducirse en menores beneficios y recursos para pagar salarios o para invertir en su crecimiento.
Otra posibilidad es negociar con sus proveedores, buscando precios más bajos que ayuden a equilibrar el impacto del arancel.
También puede optar por trasladar parte o la totalidad de ese costo al consumidor final, lo que implica un aumento en el precio del producto en el mercado estadounidense.
Finalmente, si el fabricante opta por no aumentar el precio en Estados Unidos, podría repartir ese sobrecosto entre todas sus ventas, tanto en mercados externos como en Nicaragua, lo que derivaría en un aumento generalizado del precio del producto, incluso a nivel local.
Impacto en la competitividad regional

La imposición de aranceles más altos a Nicaragua coloca a los exportadores nicaragüenses en una posición de desventaja en comparación con los vecinos centroamericanos.
Productos similares provenientes de países como Costa Rica, Honduras o Guatemala pueden ingresar al mercado estadounidense con un arancel del 10%, mientras que los productos nicaragüenses enfrentan un 18%, encareciéndolos y reduciendo su competitividad. Esto podría llevar a una disminución en las exportaciones nicaragüenses hacia Estados Unidos, afectando negativamente la economía del país, especialmente en sectores clave como el textil, agrícola y el manufacturero.
La disposición de Trump también aumenta los costos para los importadores, que deben pagar más por llevar los productos del extranjero. Esto obliga a muchas empresas a reestructurar sus cadenas de suministro y considerar importar productos desde otros países centroamericanos, donde el arancel es más bajo, para reducir costos. En el caso de la empresa privada nicaragüense, según Chamorro, “la opción que tienen es buscar otros mercados de exportación, tratar de mejorar eficiencias y ser competitivos”.
Como consecuencia, es previsible una reacción negativa del consumidor nicaragüense ante el aumento de precios o la disminución de opciones disponibles, en un contexto económico ya golpeado. Esto pese a que según el Fondo Monetario Internacional (FMI), al concluir la consulta del artículo IV con Nicaragua correspondiente a 2024, “el desempeño económico de Nicaragua sigue siendo robusto soportado por políticas macroeconómicas prudentes y flujos de remesas muy fuertes”.
El economista menciona que “no es que las exportaciones van a desaparecer, sino que van a reducirse, y el nivel de reducción va a estar en función de qué tan competitivo era Nicaragua antes de este nuevo impuesto y qué tan competitivo es Nicaragua ahora”, esto evidentemente, según el analista, pone a Nicaragua en un espacio de menor competitividad.
Asegura que, según lo analizado en la orden ejecutiva, los aranceles no presentan ninguna diferenciación entre los sectores productivos nicaragüenses. El también excandidato presidencial ejemplifica que “si se exporta una camiseta, un producto de muy poco valor agregado, y el margen depende mucho el costo de la mano de obra, encarece ocho puntos porcentuales la misma camisa viniendo de Honduras, versus la que tiene Nicaragua, que ahora es más cara”.
Esto significa que Nicaragua se verá afectada en la competitividad, y al modificarse los precios finales en Estados Unidos por la Ley de oferta y la demanda, “necesariamente el volumen de exportación en Nicaragua debería bajar en mayor proporción para productos comparables en Centroamérica”, afirma el economista.
Exportación a Estados Unidos


Según el Informe Anual 2024 del Banco Central de Nicaragua (BCN), el principal destino de exportación del país continúa siendo Estados Unidos, que concentró el 38.7% del total exportado. Le siguen como mercados Canadá, El Salvador, México y Costa Rica.
En cuanto a las exportaciones de zona franca, el 91.1% del valor total se dirigió a tres mercados principales: Estados Unidos (59%), México (22.5%) y Honduras ( 9.6%). Esta industria registró un crecimiento del 0.4%, según el informe del BCN, en contraste con la reducción del 8.9% en 2023. Este leve repunte fue impulsado principalmente por la recuperación de los productos textiles, gracias a la reactivación de la demanda externa.
El economista precisa que el sector de zonas francas podría correr riesgos, “si el arancel adicional, estos ocho puntos porcentuales, más la competitividad que atenúa Nicaragua, estas empresas se van a ir, porque les va a salir más rentable irse a un lugar… a exportar las mismas camisas y venderlas a 10% de recargo, versus un 18%”.
Agrega que se prevé un impacto en la exportación de piezas automotrices, particularmente en los arneses eléctricos, que se ensamblan en Nicaragua, se exportan a México, se colocan en vehículos fabricados en ese país y luego se envían a Estados Unidos. En 2024, la industria de equipos de transporte mostró signos de recuperación gracias a una mayor demanda desde las industrias automotrices de México y Estados Unidos. Sin embargo, este nuevo arancel podría alterar esa dinámica, según el Informe Anual 2024 del BCN.
¿Qué pasa con el DR-Cafta con Estados Unidos?

Chamorro menciona que, aunque Nicaragua haya firmado el DR-Cafta, el Poder Ejecutivo de Estados Unidos tiene la potestad de imponer aranceles por razones de seguridad nacional, según lo establece la propia Ley de Comercio estadounidense, normativa que incluso prevalece sobre el DR-Cafta. La diferencia, según el especialista, es que aunque esta facultad se ha aplicado antes, nunca se había hecho de forma tan generalizada ni con porcentajes tan altos.
“Lo que va a provocar un reajustes del mercado de las exportaciones de Estados Unidos”, recalca Chamorro, quien afirma que es difícil calcular el impacto económico por el revuelo que hay. “Lo que sí podemos decir es que sí habrá un efecto negativo para Nicaragua”, remarcó.
Chamorro explica que, a diferencia de lo que sostiene la dictadura, China no se convertirá en el principal socio comercial de Nicaragua; Estados Unidos seguirá ocupando ese lugar. Lo que ocurrirá es que los consumidores estadounidenses terminarán asumiendo parte de ese costo adicional, mientras las relaciones comerciales entre ambos países continuarán marcadas por una tensión creciente.