Complices Divergentes
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Guerra arancelaria de Donald Trump amenaza con restringir créditos y frenar sector construcción

La economía de Nicaragua enfrenta una amenaza sin precedentes. El riesgo de la imposición de un arancel del 18% por parte de Estados Unidos no sólo encarecerá los productos nacionales en el país norteamericano, también pone en jaque la estabilidad del sistema financiero y amenaza con ralentizar el sector construcción, uno de los pocos en crecimiento. Bajo esta presión, los bancos se repliegan, el crédito se contrae y miles de empleos podrían perderse en el ojo de una tormenta económica que apenas comienza a gestarse

Donald Trump
Ilustración por Divergentes.

La guerra arancelaria impulsada por Donald Trump amenaza directamente las finanzas nicaragüenses, al poner en riesgo sectores clave como la construcción y la banca, pilares en la frágil economía del país centroamericano.

El pasado miércoles 9 de abril de 2025 debía entrar en vigencia el arancel de 18% a los productos que Nicaragua exporta al mercado estadounidense. Sin embargo, el mandatario norteamericano anunció una “pausa técnica” de noventa días. 

Esta prórroga no elimina la amenaza. El castigo arancelario —ocho puntos porcentuales por encima del 10 por ciento aplicado al resto de países centroamericanos y República Dominicana— coloca a Nicaragua en una situación de clara desventaja en el marco del DR-Cafta, el acuerdo comercial que ha sido columna vertebral del intercambio regional con Estados Unidos.

El nuevo arancel que será aplicado únicamente a Nicaragua no solo encarecerá las exportaciones, sino que debilita la confianza de los inversionistas en el país y pone en riesgo la generación de empleo. La banca, en particular, se enfrenta a un entorno de incertidumbre que podría traducirse en una política crediticia más restrictiva, afectando directamente el consumo y la inversión interna.

Restricción del crédito

Donald Trump
La política de aranceles de Donald Trump se ha caracterizado por su volatilidad y ambivalencia. Divergentes| EFE. Archivo.

“Las expectativas sobre el futuro son de incertidumbre. Eso quiere decir que los agentes económicos no saben qué es lo que va a pasar el día de mañana y más bien en un 45% se ha elevado la probabilidad de que el día de mañana haya una recesión global. Entonces esto hace que los bancos comerciales nicaragüenses podrían tomar desde ya una posición de precaución”, advirtió el economista Marco Aurelio Peña en entrevista con Divergentes. 

Según el experto, la banca nicaragüense —aun siendo pequeña— está conectada con los flujos internacionales de capital y reacciona ante una posible recesión de los mercados financieros globales. “Las expectativas son inciertas. Las bolsas de valores han caído, se han destruido activos bursátiles, y eso genera un clima de cautela. Por eso los bancos adoptan políticas de restricción del crédito para mantener la liquidez”, explicó.

Este efecto dominó, iniciado por los aranceles desencadenados por Donald Trump, podría ralentizar otro de los sectores más dinámicos de la economía nicaragüense actual, como la construcción. De acuerdo con el más reciente informe del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco Central, esta actividad creció 7.4% en enero, impulsada por el aumento en la producción de materiales como acero, arena y concreto premezclado. Sin embargo, este impulso podría frenarse si el crédito al sector se reduce, especialmente en proyectos que dependen del financiamiento privado.

Riesgo de desempleo y contracción económica

El sector construcción depende de la estabilidad macroeconómica, el dinamismo del crédito y la inversión nacional y extranjera. Con la entrada en vigor de los nuevos aranceles, las condiciones que sustentaban ese crecimiento comienzan a desvanecerse. Este escenario afectaría a miles de empleos en una industria que es intensiva en mano de obra, y emplea a trabajadores en situación de alta vulnerabilidad. 

Los datos del IMAE muestran que el sector financiero creció un 6.1% en enero, gracias al aumento en la captación de depósitos y la colocación de crédito, pero esa tendencia podría revertirse. La banca podría adoptar una política de defensa ante la amenaza de impago generalizado en sectores como la exportación, agroindustria y zonas francas.

En este contexto, los bancos podrían aumentar los requisitos para otorgar préstamos, subir las tasas de interés para compensar el riesgo o incluso congelar líneas de crédito. El resultado sería una contracción del crédito al consumo y a la producción, dos motores esenciales del dinamismo económico en Nicaragua.

Peña no descarta que el temor a una recesión global inducida por la política comercial de Trump “termine afectando a toda la economía nicaragüense, no sólo en términos de empleo, sino también en poder adquisitivo y acceso al crédito”.

Según el sitio especializado EconomistVision, Nicaragua enfrenta riesgos particulares por su “pequeñez económica”, su “débil estructura industrial” y la tensión política con Washington. 

Impacto político en las medidas de Donald Trump

Donald Trump
El sector de la construcción es de uno de los de mayor riesgo de ser golpeadas por el efecto colateral de la guerra arancelaria de Donald Trump. Divergentes | Tomada de El 19 Digital.

Aunque aún no existe una decisión formal de Trump sobre la eliminación del CAFTA o un nuevo tratado bilateral, el aumento unilateral de aranceles —que representa el más alto en Centroamérica— ya marca una tendencia preocupante.

El impacto se extiende al corazón del modelo exportador nicaragüense. El 38.8% de las exportaciones —principalmente café, carne, azúcar, maní y bienes de zonas francas— tienen como destino Estados Unidos. Si esta demanda cae, como lo anticipa EconomistVision, el país enfrentaría una oleada de desempleo que afectaría tanto al sector formal como al informal, forzando además una mayor migración económica.

“El efecto inmediato es en el sector productivo-exportador nicaragüense, que vería reducidos sus ingresos derivados de las ventas al exterior”, reiteró Peña. Pero el golpe más silencioso, aunque igual de severo, puede llegar a través del sistema financiero. “La banca responde con cautela ante la incertidumbre. Restringe el crédito, frena el consumo, y eso reduce la inversión privada en sectores como la construcción”, insistió el economista.

El politólogo Manuel Orozco, en una columna publicada en Confidencial señala que el arancel del 18% aplicado a Nicaragua tiene un trasfondo político. “Nicaragua es el país del CAFTA-DR con el que EE.UU. tiene el mayor déficit comercial. Esto convierte al país en un blanco político”, señala. Según Orozco, el costo del arancel reduce la rentabilidad de las operaciones exportadoras, bajando las utilidades del 32% al 14%.

Esto empuja a las empresas a evaluar la posibilidad de irse del país, o reducir personal para sobrevivir a la caída de ingresos, advierte.

Riesgo de crisis a la vista

La construcción y la banca, que hoy muestran signos positivos, podrían ser los próximos sectores golpeados si las empresas deciden emigrar o reducir su actividad. De hecho, Orozco previene que el impacto reputacional del arancel puede tener consecuencias duraderas. 

“Es un mensaje político fuerte. Nicaragua, junto a Venezuela, es el país que recibe el arancel más alto. Eso pesa en las decisiones empresariales. Las empresas están explorando decidir sus opciones en base al costo económico y político de seguir operando en el país”, señala el especialista.

La receta, según EconomistVision, pasa por diversificar mercados, fortalecer la integración centroamericana y atraer inversión para modernizar la industria nacional. Pero sin acceso a crédito y con una banca paralizada por la incertidumbre, ese camino parece cuesta arriba.

Nicaragua no solo es el país más golpeado por estos aranceles. También es uno de los más frágiles estructuralmente para soportarlos. Su economía depende en exceso del comercio con Estados Unidos, sus exportaciones son en su mayoría bienes primarios con poco valor agregado, y su industria manufacturera carece de modernización.

A esto se suma el riesgo de inflación importada. Si Nicaragua decide mantener sus compras a Estados Unidos a pesar del arancel, esto elevaría los costos de bienes básicos para los consumidores, y afectando aún más el ya reducido poder adquisitivo de la población. Un panorama del cual no se tiene más claridad sobre su futuro, debido a los volátiles cambios de rumbo de Donald Trump.


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