Complices Divergentes
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160 desterrados nicaragüenses solicitan asilo en Estados Unidos: “Estoy esperando la llamada”

Dos años después de su destierro a Estados Unidos, al menos 160 de los 222 presos políticos nicaragüenses solicitaron asilo en el país. El resto optó por trasladarse a España y Costa Rica. Los que aplicaron al asilo en Estados Unidos cuentan con permisos de trabajo de cinco años. Algunos empezaron a recibir llamadas para entrevistas de asilo entre octubre y noviembre del año pasado

presos políticos
Un grupo de los 222 políticos desterrados realizó un piquete de protesta en contra de la dictadura sandinista, luego de su excarcelación y posterior llegada a Estados Unidos. Divergentes | Archivo.

El exreo de conciencia John Cerna, conocido como Tigrillo, sometió su caso de asilo en Estados Unidos el 19 de enero de 2024, a pocos días de cumplir un año desde que fue desterrado por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a Estados Unidos, junto a 221 presos políticos más. Todavía sigue esperando respuesta.

Damaris Rostrán, integrante de la Mesa de Trabajo de New York y New Jersey de la diáspora nicaragüense, confirmó a DIVERGENTES que al menos 160 de los 222 desterrados aplicaron al asilo en Estados Unidos.

Los demás optaron por irse a vivir e iniciar procesos migratorios en España– donde obtuvieron ciudadanía– y Costa Rica, entre otros países. Los que aplicaron al asilo en Estados Unidos cuentan con permisos de trabajo por cinco años. Algunos empezaron a recibir llamadas para entrevistas de asilo entre octubre y noviembre del año pasado.

Este flujo depende de la cantidad de casos que atienden por cada estado de la unión norteamericana.

John Cerna, Tigrillo, también optó por la ciudadanía española, la cual la obtuvo el 25 de julio de 2023, cinco meses después de que fue desterrado. Él y una decena de presos políticos que obtuvieron la ciudadanía española– basado en el precedente de una familia italiana que obtuvo el asilo en Estados Unidos– también aplicaron a este estatus migratorio.

Consultado sobre si teme por la deportación en caso de que su caso de asilo sea rechazado, Tigrillo dice que “aunque ahora (con la nueva política de Donald Trump) por cualquier infracción menor uno puede ser deportado, yo tengo todos mis papeles en regla y un trabajo estable”.

En julio de 2024, Tigrillo obtuvo el permiso de trabajo en Estados Unidos, donde sigue viviendo y trabajando, pese a tener ciudadanía española. Su permiso laboral es de cinco años de duración; vence en julio de 2029.

109 presos políticos desterrados no tenían dónde vivir

Estados Unidos
Los nicaragüenses, liberados horas antes, despegan de Managua, rumbo a Estados Unidos. El vuelo fletado llevó a la libertad a 222 presos políticos liberados por el régimen Ortega-Murillo, y a muchas incógnitas. Foto de Mileydi Guilarte | Archivo Divergentes

Damaris Rostrán dice que el proceso de inserción a Estados Unidos de estas 222 personas fue diferente a otros casos. Esta operación tuvo tres componentes: vivienda, salud y migración.

El tema de vivienda se resolvió de dos formas: la primera, con algunos familiares de los presos, quienes se los llevaron a vivir a sus casas. Sin embargo, 109 de ellos no tenían lugar para quedarse, y entonces, los grupos de la diáspora nicaragüense les consiguieron vivienda, incluso, les pagaron renta de apartamentos durante tres meses.

“El presupuesto de la operación se gastó en el rescate: el avión, 300 dólares a cada uno, entre otros gastos… Pero el resto corrió por cuenta de ellos”, dijo Rostrán.

Varios de los desterrados nunca habían visitado Estados Unidos ni tenían familiares. Entonces, con los grupos de la diáspora “absorbimos por tres meses la vivienda, la comida y todo lo que se pudo apoyar”, dijo Rostrán.

Por otro lado, de las atenciones de salud mental se encargaron otras organizaciones, como Human Right First y de la misma diáspora nicaragüense.

En cuanto a migración, Rostrán estructuró un equipo legal, junto a otras organizaciones como Texas Nicaraguan Community, para asegurar que los desterrados hicieran sus solicitudes de asilo en tiempo y forma.

“Construimos un equipo de voluntarios de la diáspora, quienes llevaron los procesos de asilo, supervisados con abogados especializados en temas de migración en Estados Unidos”, dijo Rostrán.

Después de la ayuda de tres meses que brindó la diáspora, muchos de ellos buscaron alquilar sus propios espacios, obtuvieron trabajo y algunos se encuentran estudiando. “El resto se ha insertado a la sociedad estadounidense, adaptándose a todos los procesos que conlleva ser inmigrante”, añadió la activista.

Rostrán considera que en el vuelo de los 222 estaba expresado el mapa social de Nicaragua: personas de diferentes estratos sociales– educación, idiomas, recursos económicos– y del espectro político. “El proceso ha sido muy difícil, pero la diáspora y otras organizaciones han ayudado a la inserción a Estados Unidos”, agregó.

Éxito en el 80% de los 65 casos de reunificación familiar

Tigrillo se reencontró con su madre y sus dos hermanas, menores de edad, en Estados Unidos, en septiembre de 2023. Estuvo separado de ellas 1300 días. Las tres llegaron a Estados Unidos con parole humanitario. El trámite no fue sencillo, pues en estos casos se priorizaba a las parejas e hijos, según Tigrillo. Por ejemplo, a una de sus familiares el trámite le demoró más de cinco meses.

“Al fin junto con mis mujeres maravillas”, posteó Tigrillo en sus redes sociales, el 20 de septiembre de 2023, el día del reencuentro.

Damaris Rostrán dice que se presentaron 65 casos de reunificación familiar, de los cuales se logró el 80 por ciento. “Lamentablemente todavía hay gente en Nicaragua que no pudimos reunificarlos, principalmente eran niños de entre seis y 15 años de edad”, comentó.

Los que sí pudieron reunificarse, mayoritariamente, fueron parejas casadas e hijos. “Ahorita, con la nueva situación en Estados Unidos, donde todo está congelado, es muy difícil que exista la reunificación”, sostuvo Rostrán.

Una operación de 1 millón de dólares

El nueve de febrero de 2023, un avión despegó de Managua hacia la ciudad de Dulles, en Washington D.C., con 222 presos políticos. Fue bautizada como “Nica Welcome Operation”, en la que estuvieron involucrados varios departamentos y agencias de Estados Unidos de la administración de Joe Biden.

Un año después, Enrique Roig, subsecretario adjunto de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, reveló que el costo de esta operación representó para Estados Unidos alrededor de 1 millón de dólares. “Pero también ha habido más apoyo económico brindado por las oenegés y demás agencias del gobierno de Estados Unidos”, agregó.

El Gobierno de Estados Unidos apoyó a los 222 presos políticos con el programa parole humanitario, brindó apoyo médico y asistencia social. “Trabajamos muy de cerca con los Departamentos de Bienestar, Salud, y Servicios Humanos, así como también con las autoridades del Estado de Virginia”, explicó Roig.

El parole humanitario les permitía permanecer legalmente en el país por dos años y obtener un permiso de trabajo, que en el caso de este grupo de nicaragüenses las autoridades ordenaron fuera expedido rápidamente. El parole se les venció el 7 de febrero de 2025.

Las autoridades estadounidenses llevaron a expertos en apoyo psicosocial para que dieran atención inmediata a los ex prisioneros, “muchos de los cuales habían sufrido tratos inhumanos”.

Luego, el Departamento de Estado trabajó con oenegés y organizaciones de la diáspora nicaragüense para encontrar opciones de vivienda temporal para aquellos que no tenían familiares ni amigos en los Estados Unidos. También, facilitaron viajes a diferentes destinos de este país a una parte del grupo.

El denominado vuelo de los 222 es recordado como una de las grandes operaciones humanitarias de la administración del presidente Joe Biden.


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