La opositora María Corina Machado le ha devuelto la esperanza a Venezuela en momentos en que todo parecía seguir la misma dinámica de inercia política de la última década. Los miles de venezolanos que la siguen por todos los rincones de ese país anhelan un cambio definitivo que saque del poder al chavismo. Se lo dicen a Machado los niños que han quedado sin padres y se lo dicen las madres que han quedado sin hijos producto del mayor éxodo, de más de siete millones de personas, nunca antes visto en el continente americano.

Hoy Venezuela es un país quebrado en todos los sentidos, pero hay una determinación inequívoca de sus ciudadanos de juntar esos retazos de lo que fueron con el movimiento de María Corina Machado al frente. Machado, la dama de hierro, la bestia negra del chavismo, como se le conoce, ha sorteado varios obstáculos que le ha puesto el régimen de Nicolás Maduro en su afán de impedir de que lidere la transición democrática, tan necesaria tras años de miseria y hambre en la nación que alguna vez fue una de las más prósperas de América Latina.

Maduro, a través de la Contraloría General de Venezuela, la inhabilitó, pero aún así ella siguió haciendo campaña por las elecciones primarias opositoras que ganó de forma abrumadora en octubre pasado. El chavismo, como era de esperarse, desconoció la voluntad popular de los venezolanos que siguen apostando por la vía cívica como salida a la crisis. En algún momento, se llegó a pensar que Maduro terminaría aceptando la candidatura de Machado por presiones de Estados Unidos, sin embargo no ocurrió. 

Con su decisión violó los acuerdos de Barbados que su misma delegación firmó y en la que se comprometía a no inhabilitar a sus detractores políticos. En un intento de desmotivar a los venezolanos a participar en el proceso electoral del 28 de julio, también vetó la candidatura de la académica Corina Yoris, la elegida de Machado para que apareciera en la papeleta en representación de la oposición tras su inhabilitación. Y en su lugar ahora está Edmundo González, un exdiplomático desconocido, y por quien Corina está haciendo una fuerte campaña cargada de mucho sentimentalismo.

Cualquiera que ve los vídeos de Machado recorriendo Venezuela, con miles de seguidores, pensaría que es ella quien se enfrentará en las urnas a Maduro. Pero no. Machado es la candidata no candidata de las próximas elecciones presidenciales que al día de hoy siguen siendo inciertas. No se sabe cuál es la estrategia de Maduro tomando en cuenta que dejar el poder no es una opción ni para él ni para su núcleo duro.

De momento la candidatura de González se mantiene activa y, de participar en un proceso con mínimas garantías democráticas, ganaría con holgura sin lugar a dudas porque en Venezuela hay hartazgo hasta en las mismas bases del chavismo. Los venezolanos, sin importar si son de derecha o izquierda, ven en la figura de Machado la posibilidad de un cambio político y económico y el reagrupamiento de miles de familias que se vieron obligadas a separarse para poder subsistir.

Está por verse cómo transcurrirá el proceso electoral, aunque ya Maduro revocó el ingreso de una Misión de Observación Electoral (MOE) de la Unión Europea. No obstante, mantiene la invitación para que una delegación del Centro Carter vigile el proceso electoral. Claramente, Maduro no quiere unas elecciones limpias porque su intención es continuar en el poder a cualquier costo, pero debe darse cuenta que el tiempo se le agotó. Ya los venezolanos no quieren que un régimen como el que encabeza siga en Venezuela. Ya no hay cabida para el chavismo ni para el mal llamado “Socialismo del Siglo XXI”.