El segundo aniversario de la administración de Rodrigo Chaves llega en un momento con trazas de polarización, marcado por una reserva de apoyo popular cercano al 50%, la consolidación de un discurso de choque frente a instituciones ajenas a su control y una nueva propuesta de referendo multitemático con tono de amenaza ante la Asamblea Legislativa opositora, a la que culpa por el incumplimiento de muchas de las promesas que lo convirtieron en la sorpresa en las elecciones del 2022.
Sin poner coto a la ola de homicidios ligados a la lucha entre bandas narcotraficantes, ni frenar el deterioro social que empuja a miles de jóvenes a la violencia, Chaves parece haber logrado en la mitad de su trayecto que el dedo señalador reciba tanto aplauso como en otros momento generaba la promesa de combatir la corrupción y de “hacer que Costa Rica vuelva a ser el país más feliz del mundo”, como decían sus vallas de campaña.
Matriculado en la corriente populista latinoamericana, pero condicionado por un sistema de pesos y contrapesos costarricense que hasta ahora resiste ante el verbo hostil de Chaves, el mandatario exhibe como principales logros los indicadores de la macroeconomía y el nuevo clima de entusiasmo popular que lo rodea.
A ambos los caracteriza Chaves y su equipo con el rostro de un jaguar, al punto de mencionar 12 veces al felino en el discurso anual del 2 de mayo ante la Asamblea Legislativa. El jaguar es el animal que usó como referencia en un informe financiero internacional para referirse a los números favorables macroeconómicos, pero el presidente no dejó pasar la oportunidad, y fue más allá con la metáfora felina, al referirse a “ciudadanos jaguares”, quienes despiertan para acudir a su llamado a defender los derechos “con pasión”.
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“Nuestra revolución avanza fuerte, como un jaguar gobernante de su porvenir”, dijo en el discurso. “Nadie acallará nuestra voz. Seguiremos informando y despertando al pueblo. A los ciudadanos les ruego que no sean siervos menguados”, añadió tomando esta última figura de uno de los himnos patrióticos.
Chaves no cesa de invocar valentía para enfrentar a las fuerzas que, dice, frenan el cambio y provocan, por ejemplo, el estancamiento de propuestas de interés gubernamental en la Asamblea Legislativa.
Chaves y el referendo
Por eso, el anuncio de avanzar hacia un posible referendo, para que sea la población la que decida una serie de proyectos aún indeterminados entre los cuales podría estar la venta del estatal Banco de Costa Rica, la reforma del sistema eléctrico y otros proyectos que han sido cuestionados por sus procedimientos.
Es una manera de reforzar el mito nacional de ser “la Suiza centroamericana”, por la frecuencia con que la población suiza recurre a los referendos, y de proteger la democracia, dijo consciente de que una de las críticas de flancos opositores apunta a un estilo de poder de inclinación autoritaria.
“Algunos desatinados me acusan de ser dictador, de irrespetar la institucionalidad, y de poner en riesgo nuestra democracia”, dijo en una de las frecuentes alusiones que hace contra sus críticos en los discursos o en la presentación de los miércoles que llama “conferencia de prensa”, con presencia de medios benevolentes y la ausencia de medios que él señala como enemigos suyos y defensores de las élites.
Desde ahí ha llamado a la población a informarse por redes sociales y dejar de creer a los medios tradicionales, a tomar nota de nombre y apellido de los diputados para pasarles factura por sus votos y a colocar las culpas por los problemas del país sobre las espaldas del Poder Legislativo o el Judicial, como obstáculos del Poder Ejecutivo.
Discurso “egocéntrico y narcisista”
“Chaves ha sabido hacer ponerse en el centro de la discusión política y provocar un ambiente emotivo en un grupo considerable de personas. Les gusta que él agreda a los poderes y eso puede ser liberador”, explicó el politólogo Constantino Urcuyo, catedrático emérito de la Universidad de Costa Rica.
Añade que poco importan los números, incluso los que puedan ser variables y que lo prioritario es la retórica de este líder al que califica como egocéntrico y narcisista, aunque le reconoce la estrategia comunicativa mediante redes sociales, un nuevo ecosistema de plataformas informativas y figuras políticas afines que lo acuerpan en la discusión social, como la diputada Pilar Cisneros, antiguo rostro de la televisora más tradicional del país.
Los resultados parecen ser favorables: después de una popularidad de Chaves del 78% al comenzar el gobierno, el respaldo se erosionó en 2023, pero esa reducción se ha frenado en los últimos meses y ahora un 54% aprueba la labor del presidente, revela una encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica publicada este 8 de mayo.
La medición llega después de comprobarse la alta inestabilidad del gabinete, más de 35 causas penales con Chaves como investigado y preocupación en una parte de la población por el deterioro de inversión social y por los efectos de la fuerte baja del tipo de cambio del dólar.
En el estudio de opinión sobresale también que ha empeorado la percepción de la población sobre la seguridad, la educación pública y la corrupción, pero un análisis adicional de los investigadores señala la existencia de un núcleo duro de tipo personalista que apoya a Chaves, aunque repruebe o cuestione sus acciones, mientras otro grupo de menor volumen se comporta cómo opositor férreo, a pesar de que no hay una figura política que lo represente. Esto genera un contexto tendiente a la polarización política, que puede ir a más.
Referendo puede sumar a la polarización
“La estrategia de convocar a un referéndum multitemático planteado por el presidente Chaves puede interpretarse como un nuevo intento por polarizar a la ciudadanía”, dice el informe sobre ese mecanismo que Costa Rica sólo ha utilizado una vez en su historia, cuando en 2007 aprobó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
“Está bien que decidamos nosotros”, dice Roberto Brenes, un taxista de San José inconforme con las políticas del Gobierno sobre transporte público, pero pronto recuerda las enemistades que provocó el referendo del 2007 y advierte que ahora puede ser mucho peor.
“Porque para empezar ni siquiera sabemos ahora qué es lo que hay que votar, pero el hombre tiene arrastre y vamos a ver”. Dice que le gusta escuchar a Chaves aunque no está de acuerdo en mucho. “Lo bueno es que Estados Unidos está apoyándolo”, añade en alusión a numerosas señales de cooperación en economía y seguridad desde Washington, nada inusual en la relación bilateral.
El taxista ve bien que el presidente no tenga discusiones con el Gobierno vecino de Daniel Ortega, un régimen al que otros mandatarios no han dudado en llamar “dictadura” y al que Chaves atribuye una relación cordial, a pesar de frecuentes alusiones despectivas a grupos de izquierda y a la bancada de diputados del Frente Amplio.
También a organizaciones ambientalistas que impidieron el desarrollo de una industria minera de oro en la frontera con Nicaragua y se oponen al deseo de Chaves de calcular reservas de hidrocarburos en suelos costarricenses para una eventual explotación.
Estos temas también abonan a la polarización y podrían ser parte del referendo, pero la lista está aún bajo análisis y la discusión se alimenta ahora de la expectativa, más que de los resultados de la primera mitad del gobierno.